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En vez de hablar de lo que la mujer no puede hacer, ya es hora de comenzar a
hablar de lo que sí puede hacer. Veamos algunas de las áreas en que la mujer
puede servir:
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Estudio: Es
necesario que la mujer se adentre en el conocimiento de la palabra de Dios
en una manera sistemática y completa. Necesita luchar con los argumentos y
tener un entendimiento de lo que Dios quiere que ella sea. |
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Realizar el
papel que Dios ha escogido para la mujer: La mujer cristiana necesita
examinar de nuevo el papel que le corresponde -esposa, madre, hermana,
hija-. La sociedad secular ha ido restándole cada vez más importancia a
estos papeles; sin embargo, sin estos, tanto la sociedad como la iglesia
estarían perdidas. |
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Enseñar a
mujeres más jóvenes: El mandamiento en Tito 2:3 nunca ha sido parte
verdadera de la teología cristiana. Si todas las mujeres, sin importar la
edad, vieran que enseñar a otras mujeres es una parte de su responsabilidad
cristiana, no faltarían áreas de servicio. |
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Evangelizar: El
mandamiento "id por todo el mundo" no fue dicho solamente para los
hombres. La mujer tiene que aprender cómo alcanzar a otros en manera
personal o en estudios bíblicos en grupo. |
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Orar: Aunque
la mujer tenga prohibición de dirigir una oración en la asamblea pública,
la oración debe ser una parte vital del ministerio de cada mujer cristiana. |
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Participar en
las actividades de la comunidad: Las mujeres pueden forjar relaciones
que puedan servir para alcanzar a las personas y para permitir el
crecimiento en la Iglesia. |
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Dar
reconocimiento a los visitantes: En muchas congregaciones no hay una
manera de atender a los visitantes ya sea dentro del servicio o después de
la reunión. La mujer puede llenar esta necesidad en una manera muy
efectiva. |
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Ser
hospitalaria: La hospitalidad se está convirtiendo en un arte ya
olvidado, a pesar de su importancia para el crecimiento de la iglesia
local. Abrir las puertas de su hogar a otros es una manera en que la mujer
puede servir bien. |
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Estar
disponible como consejera: Hay mujeres que tienen el don de tratar con
problemas que otras personas tienen. Debe haber oportunidad de que ellas
puedan usar este don en una sociedad que está plagada de sufrimiento. |
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Satisfacer
necesidades mutuas: En una sociedad en que el individuo se vuelve cada
vez más aislado, debe existir oportunidad de desarrollar relaciones en que
los individuos compartan y se cuiden el uno al otro. Grupos para mujeres que
puedan ser dirigidos por mujeres pueden llenar esa necesidad. |
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Sistema
ministerial: El reciente movimiento de ministerio en varias
congregaciones ha abierto nuevas puertas para la mujer. El énfasis es el
servicio antes bien que el oficio. La mujer tiene que reconocer sus dones y
encontrar un ministerio en el cual pueda utilizarlos. Estos pueden incluir
trabajar con adolescentes, trabajar con el comité de fondos, elaborar un
programa de estudio, etc. |
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Convertirse
en un siervo de tiempo completo: Posiblemente ha llegado el tiempo de
usar los talentos de la mujer como siervo a tiempo completo. Aunque la
iglesia reconoce que la mujer no puede ser predicador o anciano, nada hay en
las Escrituras que impidan que una iglesia contrate y pague a una mujer para
que trabaje con los niños, que coordine la obra de visitación, que trabaje
como consejera o que sirva de misionera. |
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Participar en
la escritura, el discurso o el canto: Se necesita animar a las mujeres
para que se conviertan en escritoras, oradoras y musicólogas, muchas veces
tales actividades son asignadas solamente a las esposas de los predicadores
o ancianos, y de esta manera se limitan más las oportunidades de servir. |
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Ser fiel en
dar: A medida que mas mujeres entran a trabajar al mundo secular, es
necesario exhortarlas a que se hagan más generosas en sus ofrendas. |
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La
adoración: Eclesiastés nos dice que el todo del deber del hombre (o
mujer) se resume en temer a Dios y guardar sus mandamientos. Eso no ha
cambiado. Las mujeres necesitan entregar a Dios sus cuerpos como sacrificios
vivos. |
En conclusión:
Dios
trata al hombre y a la mujer en una manera consistente. El es un Dios de orden.
Puede ser que no se comprenda el propósito de Dios, pero sí se puede aceptar.
Es tiempo de dejar de ver sólo lo que la mujer no puede hacer y enfatizar las
áreas en las cuales ella puede ayudar y servir mejor. La iglesia debe proveer
oportunidades múltiples para que la mujer pueda usar los talentos que
Dios le ha encomendado para su gloria. Es mi convicción que cuando esto ocurra,
no solamente la mujer cristiana tendrá la oportunidad de crecer, sino también
la iglesia.
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