El papel de la mujer

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Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando las manos santas, sin ira ni contienda. Así mismo que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan piedad.

La mujer aprenda en silencio con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.

Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, en amory en santificación, con modestia.

1a. Timoteo 2:8-15

        En este pasaje, los hombres tienen que orar en todo lugar, pero la mujer tiene que recibir instrucción quietamente, y no le está permitido enseñar, sino aprender en silencio.

        Pablo traza una línea, aunque no dice exactamente dónde cae. Por tal motivo nos sentimos forzados a hacer interpretaciones para encontrar el lugar marcado por esa línea. Por su puesto que la mujer, aun como miembro de la Iglesia, puede enseñar materias seculares a los hombres o ejercer autoridad sobre el hombre en un trabajo particular. La mujer puede enseñar a sus hijos, a mujeres más jóvenes y acompañar a su esposo en la enseñanza de aquellos que todavía no son bautizados (Hechos 18:26). Por otro lado, 1a. Corintios 14, prohíbe claramente que la mujer hable en la asamblea. La pregunta es ¿puede la mujer enseñar a varones y dirigirlos en oración en un grupo pequeño donde toda la iglesia no esté reunida?

        Si la prohibición es sólo cuando toda la congregación está reunida, como iglesia (1a. Corintios 11:18), entonces parece ser una prohibición simbólica o ritual, es decir que una mujer puede enseñar y dirigir a varones en oración en cualquier tamaño de grupo excepto el día del señor, cuando toda la iglesia se reúne.

        Si la prohibición es por causa de la naturaleza de la mujer (que ella fue engañada) 1a. Timoteo 2:14, y la naturaleza de la enseñanza (profetizar), entonces más bien parece que ella nunca puede enseñar o ejercer dominio sobre el varón cristiano en cualquier grupo. Este punto de vista es restrictivo, pero toma en cuenta que Dios tiene otra razón más de que esta prohibición sea solamente simbólica.

        Como mujer moderna, que trata de comprender cuál es su lugar dentro del reino de Dios, puede ser que no comprenda porqué Dios ha puesto tales restricciones sobre la mujer. Pero tampoco comprendo cómo es que el acto del bautismo puede limpiar mis pecados. Debo aceptar ambas cosas como la voluntad de un Dios sabio y amoroso. Al mismo tiempo, tengo que reconocer que la sujeción no quiere decir pérdida de la libertad. Santiago nos dice que el cristianismo es la ley perfecta de la libertad, y Juan escribió que la verdad nos hará libres.

        Quizá el problema sea uno de definición. La sujeción se ve como debilidad y la asignación de tareas insignificantes. La autoridad, por otro lado, se toma como poder, prestigio, e implica responsabilidades, tales como las de un predicador o un anciano. Lo que frecuentemente se pasa por alto es que la verdadera libertad cristiana viene de ser siervo y esclavo. Muy a menudo la cuestión del papel de la mujer en la iglesia se convierte en un escape para la mujer cristiana. Las que dicen que la mujer no puede tomar una parte activa en la Iglesia frecuentemente usan la sumisión de la mujer como una excusa para no crecer y no servir.  Las que demandan que la mujer tenga una participación más activa en el papel de liderazgo en la iglesia a veces se rehúsan a a hacer cualquier cosa si no asumen ese liderazgo, y en ves se dedican al mundo secular, es decir que entregan sus talentos a una profesión, un club, un trabajo voluntario, etc. En cualquiera de estos casos se pierden grandes valores. Dios tiene su plan. Es necesario que la mujer cristiana tenga un lugar en ese plan y allí es donde la libertad entra en el juego.

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