El ciego mendigo de Jericó

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         “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: ten confianza; levántate, te llama. El entonces arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús” Marcos 10: 49-50 

           Este hombre es un ejemplo de lo que tiene que hacer todo buscador  de Jesús. En su oscura soledad y profunda pobreza pensó y llegó a ser persuadido de que Jesús era el Hijo de David. Aunque no gozaba de vista, hizo un buen uso de su oído. Si no tenemos los dones, usemos por lo menos aquellos que tenemos. 

            El buscó al Señor bajo todo el peso de su desaliento, nadie hacía caso de sus clamores incluso tuvo oposición a su deseo; “Muchos le decían que callase” (vs. 48). Por unos momentos pareció que el mismo Señor no hacía caso de él. Así existe gente  en este mundo que buscamos la salida a todos nuestros problemas y aflicciones. El ciego recibió ánimo al ser llamado por el Señor, así para nosotros existe el llamamiento del Señor Jesús por medio de los hombres (sus siervos). El llamamiento es universal. Jesús es levantado en alto para que todos los que miran a él puedan recibir la vida eterna. (Jn. 3:14-15). Recordemos que el evangelio es predicado  “a toda criatura”. Además se hace un llamamiento particular a los trabajados y cargados. Sí muchas son las promesas del evangelio para el pecador, el adolorido, el cansado, el afligido (Is. 55:7; Mat. 11:28; Hech. 2:38-39), como pues, podremos desperdiciar este llamado del Señor, que además es un mandato y un aliento. Por eso no sólo basta el recibir el llamamiento, es decir; no basta con tan solo recibir la palabra de aliento. 

        El ciego no se contento con las buenas palabras, sino que buscó su curación, perderla habría sido una locura. Se levantó, dejó su postura de mendigo  a fin de recibir la salvación. Dejemos todo lo que pueda impedirnos hallar a Cristo. Vayamos a Cristo. 

        El ciego fue a Jesús aún dentro de su oscuridad se dejó guiar por la voz del Señor. En todos los aspectos fue curado. Jesús le dijo: “Tu fe te ha hecho sano”. ¿Queremos ser curados de todo lo que nos asecha? Busquemos a Jesús, obedezcámosle y permanezcamos en Él.

                                                                            Oliverio López A.

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